Ángeles y Arcángeles - Profesor Miguel Antonio Ojeda - Instituto CEPE de Argentina

 Ángeles y Arcángeles

La Iglesia Católica reconoce la existencia de solo tres Arcángeles, los tres mencionados en las Escrituras: Miguel (“¿quién como Dios?”), Gabriel (“fortaleza de Dios”) y Rafael (“medicina de Dios”).

Esta aclaración es necesaria, porque se podría argumentar que en los textos del pasado se mencionan otros arcángeles, hasta llegar al número siete en el Libro de Enoc: Uriel, Rafael, Raguel, Miguel, Sariel, Phanuel y Gabriel. El sistema de siete arcángeles es, de hecho, una antigua tradición de la matriz judaica.

La Iglesia Católica, sin embargo, consideró necesario frenar las interpretaciones arbitrarias y demasiado imaginativas de textos que no pertenecían a las Sagradas Escrituras canónicas. Recordemos que todas las tradiciones individuales deben ser examinadas y verificadas de acuerdo con lo que se informa en la Sagrada Escritura canónica, la única y verdadera Revelación.

Entonces, con respecto a los Arcángeles, se estableció en la Edad Media que el culto y la adoración de los únicos tres arcángeles mencionados en la Biblia eran legales. Miguel, Gabriel y Rafael, precisamente. Incluso en el pasado, en la Iglesia primitiva, hubo un gran compromiso para evitar que la adoración de los ángeles, influenciada por las prácticas heterodoxas y las tradiciones paganas de los mensajeros divinos, se convirtiera en una forma de idolatría.

En 1992, el decreto Litteris Diei declaró que “es ilegal enseñar y usar nociones de ángeles y arcángeles, de sus nombres personales y de sus funciones particulares, fuera de lo que se encuentra directamente en la Sagrada Escritura; en consecuencia, está prohibida toda forma de consagración a los ángeles y cualquier otra práctica que no sean las costumbres del culto oficial.”

Dicho esto, ¿Quién y qué son los arcángeles?

La existencia de los ángeles es una verdad de fe. Su presencia en la Biblia es el testimonio más incontestable. Se trata de seres incorpóreos, espirituales, perfectos, creadas por Dios al principio de los tiempos con el objetivo de hacerlos sus siervos y mensajeros. Ellos siempre y para siempre han contemplado el rostro de Dios, listos para precipitarse a cada uno de sus comandos, atentos oyentes y ejecutores de Su palabra.

Son, por tanto, espíritus que existen para Él y en Él, y sin embargo, también están cerca del Hombre, a través de los fieles entre la voluntad del Altísimo y sus criaturas.

Por lo tanto, los ángeles viven en la contemplación de Dios y actúan como mensajeros.

¿Y los Arcángeles?

Desde la antigüedad, se considera el hecho que las filas angelicales están organizadas en una especie de Corte celestial, en la que los ángeles tienen diferentes grados y dignidades. Los tres arcángeles ocupan las esferas más altas de esta jerarquía angélica. Ellos también tienen tareas similares a las de los ángeles ordinarios, pero sus deberes son aún mayores e importantes. Es su deber contemplar a Dios, día y noche, glorificarlo incesantemente preservando y protegiendo el misterio. Sus mismos nombres sugieren su papel y su propia naturaleza: todos terminan con “El”, que significa “Dios”.

La Sagrada Escritura atribuye a cada Arcángel una misión particular.

Miguel es el guerrero que lucha contra Satanás y sus emisarios (Gd 9; Ap 12, 7; cfr Zc 13, 1-2), el defensor de los que aman a Dios (Dn 10, 13.21), el protector del pueblo de Dios (Dn 12, 1).

Gabriel es uno de los espíritus más cercanos a Dios, frente a su Trono celestial (Lc 1, 19), quien le reveló a Daniel los secretos del plan de Dios (Dn 8, 16; 9, 21-22),  anunciado a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista (Lc 1, 11-20), y a María el de Jesús (Lc 1, 26-38).

Rafael está frente al trono de Dios (Tb 12, 15; cfr Ap 8, 2), acompaña y protege a Tobías en su peligroso viaje y cura a su padre de la ceguera y su futura esposa de la influencia del maligno.

En general, por lo tanto, la tarea de los tres Arcángeles, aparte de la contemplación de Dios, es comunicar al hombre de diferentes maneras su voluntad, ser una inspiración para los seres humanos, los catalizadores de la Gracia Divina para ello

El Ángel Guardián

 

La creencia tradicional cristiana dice que todos nosotros, desde que nacemos, tenemos un ángel guardián que nos cuida de peligros físicos, morales y espirituales, que intercede ante Dios por nosotros y nos acompaña al morir.

El ángel de la guarda o ángel custodio, según las creencias católicas, es el ángel al que Dios da la misión de proteger, guardar y guiar a cada persona durante su vida en la tierra para facilitarle el ascenso al Cielo.1​ La creencia en el ángel de la guarda está muy arraigada en el catolicismo.

Raziel – El Arcángel de los misterios 


Raziel es el "Arcángel de los misterios", el que mejor conoce, de entre todos los ángeles, las verdades más ocultas sobre el universo, la naturaleza de Dios y el destino del alma, entre otras cosas.

Es a él a quien se le atribuye haber escrito un libro con 1500 claves ocultas, capaces de otorgar gran poder y sabiduría. Raziel, cuyo nombre significa "Secreto de Dios", […]

El Cristianismo postula que estos seres fueron creados como tales, el Espiritismo dice que anteriormente fueron almas humanas, y la Teosofía cree que los ángeles guardianes habitan adentro de nosotros.

Según los escritos, Raziel es el autor del conocido libro Séfer Raziel HaMalaj (El libro del arcángel Raziel), donde «está anotado todo el conocimiento celestial y terrestre» y es considerado un libro de hechos. Se dice que Raziel estaba cerca del trono de Dios y por lo tanto oía todo lo que allí se decía y discutía. De acuerdo a una leyenda, antiguamente su nombre era Jeremiel, "la misericordia de Dios", el ángel que preside sobre las almas que aguardan la resurrección, pero posteriormente sus funciones aumentaron y su nombre fue cambiado a Raziel. Se dice que el arcángel Raziel puede estar o ser cualquier persona que se sienta capaz de tener conocimiento y sabiduría y que es invocado en el gnosticismo, que según ellos se sabe que él puede ver la verdad o cualquier otra cosa mirando a los ojos.

Cuando Adán y Eva (los primeros seres humanos creados por Dios) probaron la fruta del árbol del conocimiento del bien y del mal y fueron expulsados por el Creador del jardín del Edén, Raziel, deliberadamente, les dio su libro para que los dos pudieran encontrar el camino a su hogar y comprender mejor a Dios. Se dice que los ángeles subordinados de Raziel se indignaron por esta actitud de su jefe contra las órdenes directas de Dios, por lo que se lo robaron y lo arrojaron al océano. Rahab (el demonio primordial de las profundidades) les devolvió el libro a Adán y Eva. Según otros rabinos, Dios decidió no castigar a Raziel, sino que recuperó el libro y se lo devolvió a la pareja humana. De ellos pasó a su hijo Enoc, quien más tarde se convertiría en el ángel Metatrón, (no hay ninguna referencia a él en el Tanaj judío (el Antiguo Testamento de los cristianos) ni en el Nuevo Testamento cristiano), cuando Dios se lo lleva consigo a la edad de trescientos sesenta y cinco años. Él mismo agregó textos al libro original y se lo entregó al arcángel Rafael, quien lo devolvió a la Tierra, a Noé (que de él se instruyó para poder hacer el arca, después de que Dios le explicara cómo hacerla). Después pasó a Salomón, quien obtuvo así sus extraños conocimientos. Desde entonces, el libro desapareció.

El Zohar (Libro escrito por Moíses de León Sefaradí, por tradición se le agrega al Rabino Shimon bar Yojai) asegura que en medio del Libro de Raziel hay una escritura secreta donde «se explican las mil quinientas claves (para el misterio del mundo) que no fueron reveladas ni siquiera a los ángeles». Otros rabinos judíos afirman también que todos los días el arcángel Raziel, erguido sobre el Monte Horeb, proclama los secretos de los mortales a toda la humanidad y promete guardarlos.

El Arcángel Metatrón


Metatrón, en cualquiera de las visiones que existen sobre él, es el más poderoso de entre todos los arcángeles, lo cual está expresado en su título de "Pequeño Yahvé". Según la mitología judía, fue el primer ser creado por Dios; según la creencia general, fue el patriarca Enoc, transformado en ángel por Dios. 

Según el escritor Robert Graves, el término metatrón sería una corrupción hebrea del griego metradromos (‘el que persigue con venganza’) o de meta ton thronón (‘más cercano al trono’).2​ No hay consenso acerca de su génesis o del rol que representa en la jerarquía del cielo y el infierno. De acuerdo con una doctrina judía, Enoc fue llevado por Yahweh y transformado en Metatrón. Sin embargo, esta opinión no es compartida por muchas autoridades talmúdicas. También parece que existen dos Metatrones, uno de siete letras y otro de seis. El primero sería el Metatrón primordial y el segundo Enoc. A veces a Metatrón se le identifica como hermano gemelo de Sandalfón, que fue el profeta Elías.

En la versión del Talmud leída por el erudito karaíta, Metatrón es una figura misteriosa llamada «YHWH menor». También se menciona a Metatrón en los Seudoepígrafos, principalmente en el hebreo Libro de Enoc (también llamado el Tercer Enoc), en el cual reaparece su título como «el YHWH menor». El Zohar llama a Metatrón «el Joven», y lo identifica como el ángel que guió al pueblo de Israel en el desierto tras el éxodo desde Egipto, y lo describe como un sacerdote celestial. De acuerdo con Johann Eisenmenger, Metatrón transmite las órdenes diarias de Yahwéh a los ángeles Gabriel y Rafael.

Curiosamente, el término hebreo metatrón es numéricamente equivalente a El Shaddai, de acuerdo con el sistema de gematría hebreo, por lo que se dice que tiene un ‘nombre como su amo’.

El Talmud también registra un incidente con Elisha ben Abuyah, también llamado Aher (‘otro’), de quien se decía que había entrado en el Paraíso y había visto a Metatrón sentado (una posición que en el Cielo solo se le permite a Yahvé mismo). Por lo tanto, Elisha ben Abuyah consideró que Metatrón era una deidad, y dijo: «¡Realmente hay dos poderes en el cielo!». Los rabinos explican que a Metatrón se le permitió sentarse debido a su función como escriba celestial, que registra todos los hechos de Israel.

Azrael – El Arcángel de La Muerte

 


Azrael es el Arcángel de la Muerte. A él se le atribuye el rol de separar el alma del cuerpo al momento de la muerte, así como también la capacidad de ayudarnos a superar nuestro temor a la muerte en virtud de una mayor comprensión de la misma. Según cuenta una historia, este noble arcángel se autoexilió del Cielo para cumplir su misión. 

Azrael (עֲזַרְאֵל, en árabe عزرائيل) es uno de los nombres que recibe el ángel de la muerte entre los judíos y musulmanes.1​:64–65 Tiene por misión recibir las almas de los muertos y conducirlas para ser juzgadas.

También es llamado Abu Yaria (أبو جارية) por algunos musulmanes y Mordad (مورداد) entre los persas. Su nombre deriva del árabe Izrail (que significa "Aquel a quien Dios ayuda"), en el islam contrario a lo que piensan muchos no aparece este nombre en ninguna parte del Corán pero si aparece en el hadiz pero la imagen más común es la aparición de la figura del ángel de la muerte o Malak al-Mawt (ملك الموت) sin mencionar su nombre.1​:64–65

Azrael fue conocido inicialmente como Azra, el descendiente de los grandes sacerdotes de Aarón y escriba en el periodo del segundo Templo de Jerusalén. Durante el paleocristianismo recibió el nombre de Esdrás, el profeta que vaticinó la llegada de Cristo. Esta historia paleocristiana es la que dice que Azrael subió al paraíso sin haber probado la muerte. Aparece asimismo en los escritos del hereje cristiano Marción, donde es mencionado como el ángel de la Ley.

Generalmente se le describe como un arcángel bajo las órdenes de Dios, defensor de un concepto de la Muerte menos lúgubre que el habitual en sus personificaciones más conocidas. Dependiendo del punto de vista de las diferentes religiones en las que aparece Azrael, este reside en diferentes lugares, pero el más habitual es el tercer cielo. Otras versiones defenderían que renunció al cielo con un coro de ángeles a su cargo para rescatar las almas mandadas al infierno, estando por tanto localizada su residencia en el último círculo del mismo, donde podría también procurar que los demonios se mantuvieran en su lugar.

 Pautas para invocar ángeles y demonios


Horarios para contactar con los demonios y con el poder de cada uno de los nueve coros angélicos, revelaciones sobre el poco conocido papel salvador de los Serafines, Querubines y Tronos, descripciones sobre la naturaleza de cada coro angélico y consejos para llenarnos de buenas o malas energías según queramos invocar a los hijos de La Luz o a los habitantes de Las Sombras…

 El arcángel Miguel


El arcángel Miguel es el comandante de los ejércitos celestiales.

Fue él quien expulsó a Satanás y a sus ángeles rebeldes y quien peleará con el Dragón que menciona el Apocalipsis.

Su principal función es protegernos de las fuerzas demoníacas y los malos espíritus y, entre los dones que le podemos pedir, están la valentía y la fuerza de voluntad.

San Miguel arcángel (en hebreo, מיכאל‎ (Mija-El, Mikaiyáh o Mijaiá), ‘¿Quién como Dios?’; en árabe, ميخائيل‎, romanizado: Mījā'īl; en griego antiguo, Μιχαήλ Mijaíl; en latín, Michael o Michahel) según las tradiciones judía, cristiana (Iglesias católica, ortodoxa, copta y anglicana) e islámica, es el jefe de los ejércitos de Dios.

Para los cristianos, es el protector de la Iglesia y considerado abogado del pueblo elegido de Dios. La Iglesia católica lo considera como patrono y protector de la Iglesia Universal. Mientras para los Testigos de Jehová, Miguel se habría encarnado en Jesucristo. 4​

La Iglesia copta lo considera el primero de los siete arcángeles, junto con Gabriel, Rafael y Uriel. Es el encargado de frustrar a Lucifer o Satanás, el arcángel de los ángeles caídos o del mal5​ (Apocalipsis 12:7). Por eso, en el arte se le representa como un ángel con armadura de general romano, amenazando con una lanza o espada a un demonio o dragón. También suele ser representado pesando las almas en la balanza, pues según la tradición, él tomaría parte en el Juicio final.

San Miguel aparece en las Sagradas Escrituras, especialmente en el Libro de Daniel, en la Epístola del apóstol San Judas Tadeo y el Apocalipsis.

Su nombre deriva del hebreo Mi-ka-El, que significa “¿quién como Dios?”

La iconografía popular lo representa como un guerrero con armadura que blande una espada, o intento de atravesar a un dragón con una lanza, que simboliza el Demonio. De hecho, este es el papel desempeñado por Miguel, la del luchador en la lucha contra los ángeles rebeldes encabezados por Lucifer. Fue él quien llevó a los ejércitos celestiales en la guerra que condujo a la expulsión del Paraíso de los ángeles rebeldes, y desde entonces continúa erigiéndose como el defensor de Dios contra el Maligno y sus engañadores. Teatro de esta nueva batalla ya no es el cielo, prohibido a Satanás, sino las almas de los hombres, constantemente apuntando a los halagos del Mal, instigadas en todo momento a la rebelión contra Dios. El Diablo trata de convencer a la gente que Dios es un tirano, que limita su libertad y su plena realización en la creación. El Arcángel Miguel es enviado desde el cielo para proteger a los hombres y guiarlos, para enseñarles a distinguir el bien del mal, la verdad de la mentira.

En el Apocalipsis, que él mismo le habría revelado a Juan, se describe como un ser majestuoso investido en la tarea de examinar las almas destinadas al Juicio Final.

Juez de almas, por lo tanto, y protector, defensor de la Iglesia y del pueblo de Dios.

San Miguel Arcángel 

No es casualidad Castel Sant’Angelo, la fortaleza donde el Papa se refugiaba en caso de peligro, está vigilada por su estatua, y los viajeros y peregrinos invocaban su nombre y su protección contra los peligros del viaje.

Algunos estudios han querido ver en el Arcángel Miguel la influencia de los antiguos mitos vinculados a la legendaria figura de un dios-héroe asesino de monstruos, como el dios babilónico Marduk, o deidades paganas comprometidas a actuar como mediadores entre el cielo y la tierra, como el dios griego Hermes. La misma festividad dedicada al Arcángel, 29 de septiembre, caería en este día como un legado de las celebraciones del Equinoccio de Otoño, fiesta consagrada en Mitra, divinidad ligada al Sol por los persas y luego por los romanos.

Su culto, dentro de la Iglesia Católica, nació en el Este, pero se extendió rápidamente por toda Europa, sobre todo después de su aparición en el Gargano, en Apulia, cuando el Arcángel apareció en San Lorenzo Maiorano en una cueva que durante siglos se convirtió en peregrinación para papas, soberanos, futuros santos. Cerca de la cueva se levantó entonces la Basílica Santuario, que sigue siendo uno de los lugares de culto más importantes y magníficos dedicados al Arcángel Miguel.

En 2013, el Papa Francisco consagró el Estado de la Ciudad del Vaticano a San José y San Miguel Arcángel, reconociendo una vez más su papel como defensor de la Fe y la Iglesia.

El Arcángel Miguel, el ‘guerrero celestial’, es el protector de los espadachines, de los maestros de armas. Sus habilidades como juez de almas también lo han convertido en un patrón de todos los oficios que implican el uso de una báscula como comerciantes, farmacéuticos, pasteleros. También es patrón de la Policía.

El Arcángel Gabriel


Él es el Mensajero Divino: anunció el nacimiento de Jesús y de Juan El Bautista y entregó el Corán a Mahoma.

Pero  no es solo un ángel mensajero pues fue quien Dios envió para explicarle al profeta Daniel el significado de sus visiones, por lo cual Gabriel es también un ángel asociado a la clarividencia; y a la muerte, pues acompaña a las almas de […]

En las religiones abrahámicas, Gabriel (en hebreo גַּבְרִיאֵל, que significa "fortaleza de Dios",​ en griego Γαβριήλ, Gabriēl, en árabe جبريل, Jibrīl o جبرائيل Jibrāʾīl) es un arcángel que, normalmente, hace de mensajero enviado por Dios a determinadas personas.

Gabriel es mencionado en el Antiguo y el Nuevo Testamento de la Biblia. En el Libro de Daniel, se le llama "el hombre Gabriel", Gabriel no es llamado arcángel en la Biblia, pero es llamado así en las obras del periodo intertestamentario, como el Libro de Enoc. En las Iglesias católica,​ anglicana y ortodoxa a Gabriel se le da el tratamiento de arcángel y de santo, junto con Miguel y Rafael.

Para el Islam, Gabriel es el ángel de la revelación, ya que Dios mismo reveló el Corán al profeta Mahoma a través del ángel Gabriel.

El Arcángel Gabriel, como Miguel y Rafael, también se celebra el 29 de septiembre.

Su nombre proviene del hebreo y significa “Poder de Dios” o “Dios es fuerte”.

En la tradición bíblica, era considerado uno de los ángeles más cercano al trono de Dios, hasta el punto de ser llamado “la mano izquierda de Dios”.

En la Biblia también se presenta como el ángel de la muerte, mientras que para los islamistas es uno de los principales Mensajeros de Dios y el ángel que reveló el Corán a Mahoma.

En la tradición cristiana, Gabriel es recordado sobre todo por su papel como mensajero.

Él reveló a Zacarías el futuro nacimiento de Juan el Bautista, apareció en sueños a José para hacerle desistir de repudiar a María, debido a su embarazo fue la obra del Espíritu Santo, y por supuesto, fue el autor del anuncio a María misma, de su concepción milagrosa y del nacimiento de Jesús. En este caso, más que cualquier otro, se consagra en su ser el mensajero de Dios. Fue Gabriel el que se apareció a María y le dijo que Dios la había elegido como madre para Su único Hijo. Sin impuestos, sin obligación. Solo una solicitud, dirigida por uno de los más poderosos entre los ángeles a una chica sencilla y humilde. El papel de Gabriel es por lo tanto fundamental. Él trae el mensaje de Dios a los hombres, haciéndolo comprensible para ellos, ayudándolos a ponerse a la escucha con el corazón puro y aceptar la voluntad del Todopoderoso.

Algunas interpretaciones han querido ver en él al ángel que soplará el cuerno anunciando el Día del Juicio, de acuerdo con el Apocalipsis de Juan.

Gabriel es considerado el protector de quienes trabajan en comunicaciones, carteros, embajadores, periodistas y mensajeros.

La iconografía cristiana lo representa como un joven efebo alado, que a menudo pone en sus manos un lirio, símbolo de la Anunciación a María.

El Arcángel Rafael 

Él es el Médico del Cielo, el Arcángel Sanador.

En el Antiguo Testamento, Rafael fue el arcángel que proporcionó la receta para curar a Tobías de su ceguera; y, según se cree, "el ángel del Señor" que según el Evangelio de Juan "bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua" dándole poderes curativos, era también Rafael.

Rafael (hebreo: רָפָאֵל, Rāp̄āʾēl, "el que Dios sana"; griego antiguo: Ραφαήλ, Raphaḗl; copto: ⲣⲁⲫⲁⲏⲗ, Rafaêl; árabe: رفائيل‎, Rafā’īl, or إسرافيل, Isrāfīl; amhárico: ሩፋኤል, Rufaʾel) es el arcángel responsable de las curaciones en la mayoría de religiones abrahámicas. Sin embargo, no todas las religiones consideran la identificación de Rafael como canónica.

En el cristianismo, Rafael está generalmente asociado a un ángel sin nombre del Evangelio de Juan, quien mantiene las aguas sanadoras de la piscina de Bethesda, aunque es una de las figuras principales del Libro de Tobías, aceptado como canónico por los católicos y ortodoxos. Se trata de uno de los tres patrones del peregrino. Asimismo, está reconocido como ángel en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, ya que se menciona brevemente en Doctrina y Convenios.

En el islam, Rafael es el cuarto ángel en relevancia, y en la tradición islámica es conocido como Israfil. Aunque no es nombrado en el Corán, el hadiz identifica a Israfil con el ángel del Corán 6:73. En la escatología islámica, se le asocia con una trompeta que posa en sus labios, a la espera de que Dios ordene que anuncie el Día del Juicio Final.

Rafael es el arcángel cuya misión es traer sanación. De hecho, su nombre proviene del hebreo y significa “Medicina de Dios”.

En la Biblia, él está entre los ángeles más cercanos al trono de Dios, quien lo elige como la guía de Tobías en su viaje para recoger el crédito dejado por su padre. Durante el viaje, Rafael, en forma humana, encuentra una novia adecuada para Tobías y hace recuperar la vista al padre del chico.

Rafael es considerado el patrón del amor conyugal, de los jóvenes, los novios, los cónyuges, los farmacéuticos, los educadores, los viajeros y los refugiados. Aunque no se cita en el Corán, para los islamistas es el ángel a cargo de tocar el cuerno que señalará el comienzo del Día del Juicio (según otras tradiciones esta tarea sería para Gabriel).

A menudo se representa con un frasco que contiene medicinas y pescado, patrón de farmacéuticos, viandantes y refugiados.

Su papel como sanador, de “medicina de Dios”, siempre se interpreta como la voluntad de sanar el alma, aliviarla de sus sufrimientos para hacerla dispuesta a recibir a Dios. Devolviendo la vista al padre de Tobías, Rafael abre los ojos al la Verdad del Todopoderoso, así como al expulsar a los demonios que persiguen a la chica que se le prometió, hace posible su matrimonio y amor. Por esta razón, también se considera que es el protector de los novios y el amor conyugal. Por lo tanto, dos sanaciones simbólicas y significativas. El poder del Arcángel Rafael cura la ceguera, como la fe y el amor que cada día los sacerdotes nos muestran y nos comunican abre nuestros ojos a Dios. Igualmente, la intervención divina, a través de su emisario, disipa las nubes entre hombre y mujer, los hace puros y apropiados para unirse en el nombre del amor bendecido por Dios y la Iglesia.

A través de San Rafael, el poder curativo y purificador del amor de Dios desciende sobre nosotros, haciéndonos más dignos, más cercanos a Dios.

El Arcángel Uriel


Uriel, junto a Miguel, Gabriel y Rafael, es uno de los cuatro arcángeles que Dios encargó para cuidar la Tierra.

Es el Ángel del Arrepentimiento y de la Justicia pero también el Ángel de la Paz.

En la tradición judía, Uriel es porta las llaves del Infierno, lugar del cual intenta salvar a los humanos a través de lo que representa el fuego que porta: […]

Uriel (hebreo: אוּרִיאֵל, hebreo estándar: Uriʾel, hebreo tiberiano: ʾÛrîʾēl, griego: Ουριήλ, copto: ⲟⲩⲣⲓⲏⲗ,5​, ge'ez y amhárico: ዑራኤል ʿUraʾēl6​ o ዑርኤል ʿUriʾēl7​ «Dios es mi luz» o «Fuego de Dios») es uno de los príncipes regentes de los Serafines y de los Querubines. Es uno de los ángeles regentes del Sol. Es también uno de los príncipes de la Divina Presencia y el ángel de la salvación. Es el nombre de uno de los siete arcángeles, de acuerdo con la tradición del judaísmo rabínico y en algunas tradiciones cristianas, como la anglicana, la ortodoxia, y la copta. Aparece mencionado en los textos apócrifos y cabalísticos como Uriel, Nuriel, Uryan, Jeremiel, Vretil, Suriel, Auriel, Puruel, Phanuel, Fanuel o Jehoel. Uriel hace referencia al ángel de la luz, luz de las estrellas.

El arcángel Zadkiel


Él es el Arcángel de la Piedad dentro de la tradición judía.

Por eso, en la metafísica esotérica se lo ha considerado el Arcángel de la Llama Violeta, asociándolo así al perdón, la liberación y la transmutación que aquella representa.

Ciertos ocultistas ven en Zadquiel al arcángel que lleva los registros del karma, de cuyo peso intenta librar a los humanos infundiéndoles el don de […]

Zadkiel (en hebreo צדקיאל, Tzadqiel, "Justicia del Señor"), o Hesediel (חֶסֶדִיאֵל, Chesediel, "Gracia de Dios"), es el arcángel de la libertad, la benevolencia, la misericordia, y el patrono de todos los que perdonan; es también conocido como Sachiel, Zedekiel, Zadakiel, Tzadkiel y Zedekul. En la tradición rabínica se le considera el ángel patrono de la misericordia.1​

Según las escrituras rabínicas, el ángel Zadkiel pertenece al orden de los Hashmallim (equivale al orden de los dominios o dominaciones celestes) y, según algunas fuentes, sería el jefe de esa orden; otras fuentes mencionan a Hashmal o Zacharael como jefe. Según el Maseket Azilut, un texto cabalístico del siglo XIV, sería el corresponsable del orden angelical de los Shinanim, junto con el ángel Gabriel.

Como ángel de la misericordia, algunos textos lo señalan como el ángel anónimo ("ángel del Señor" en la Biblia) que impide al patriarca Abraham de sacrificar a su hijo, Isaac, y por eso, en la iconografía, es usualmente pintado empuñando una daga. Otros textos citan a Miguel o Tadhiel o algún otro ángel, como el ángel mencionado en ese pasaje bíblico, y otros interpretan la expresión "ángel del Señor" como un caso de teofanía.1​

Zadkiel es uno de los ángeles abanderados (junto con Jofiel) que siguen detrás del arcángel Miguel cuando este entra en batalla. Zadkiel es asociado con el color violeta.

En el misticismo judío y en los rituales mágicos occidentales, Zadkiel está asociado con el planeta Júpiter.2​ Tiene la cuarta posición en el Sephirot, la que corresponde a la misericordia

El Arcángel Chamuel 

Chamuel, cuyo nombre significa "El que ve a Dios" o "El que busca a Dios", es el arcángel del amor.

Él ayuda a las personas deprimidas por la soledad o el desamor y fomenta en los seres humanos la gratitud hacia Dios y el amor incondicional y desinteresado. Dicen que, de entre todos los arcángeles, él es el más dulce y cariñoso.

Camael (significa «la fuerza», y «El que ve a Dios»), también escrito Kamael, Chamael, y Chemuel, es el nombre del arcángel de la fuerza, del valor y de la guerra en la angelología y la mitología cristiana y judía. Camael es probablemente una ortografía alternativa de Chamuel (en hebreo חַמּוּאֵל «ira de Dios»)​ o Qemuel (קְמוּאֵל «Dios ha resucitado»).​

Camael es conocido como uno de los diez ángeles de la cábala, asignado a la sefirot Geburáh.​ Según la obra popular de Gustav Davidson, Un diccionario de los Ángeles, incluyendo a los ángeles caídos (1967), su nombre también se incluye en el Corpus Areopagiticum de Pseudo Dionisio, como uno de los siete arcángeles junto con Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Jofiel, y Zadkiel.​ Se dice en algunas tradiciones que es el ángel que expulsó a Adán y Eva del Jardín del Edén con una espada ardiente.[cita requerida] En algunas fuentes aparece como el ángel que se aparece a Jesús durante su agonía en el huerto de Getsemaní como se narra en san Lucas 22, 43–44,​ por lo que a menudo representado en la iconografía sosteniendo un cáliz, por lo cual es llamado el ángel del Sangreal.​

Camael no es reconocido por la Iglesia católica, ya que fue incluido en la prohibición del Vaticano sobre la veneración de los ángeles que no se mencionan en la Biblia en el Directorio sobre la Piedad Popular, que fue publicado por la Congregación para el Culto Divino en 2002.​ La Iglesia anglicana reconoce a Camael (bajo el nombre de San Chamuel) como uno de los siete arcángeles junto con los ya mencionados anteriormente.

Dentro de las doctrinas esotéricas occidentales, Camael es el espíritu regente sobre el planeta Marte y la guerra.​ Así lo cita, por ejemplo, Francis Barret en su obra The Magus. Davidson da cuenta de que esta atribución bien podría deberse a una confusión con una deidad druida del mismo nombre

El Arcángel Jofiel

 Jofiel es el arcángel de la sabiduría, la iluminación y el intelecto.

Algunos piensan que fue él quien expulsó a Adán y Eva del Paraíso y, con una espada de fuego, se quedó guardando el camino al Árbol de la Vida.

A diferencia de Miguel, Gabriel y Rafael, Jofiel es un arcángel que se ha manifestado muy poco al hombre, un arcángel cuya naturaleza está […]

El ángel Jofiel (hebreo: יופיאל, «la belleza de Dios», «belleza divina»), también llamado Jophiel,Joriel, Iophiel, Iofiel, Yofiel, Youfiel, Zophiel (Tsophiel צֹפִיאֵל, «espía de Dios», «vigilante de Dios») y Zuriel (Tsuriel צוּרִיאֵל, «mi roca es Dios»), es el arcángel de la sabiduría, la comprensión y el juicio. Él aparece como uno de los siete arcángeles en las enseñanzas de Pseudo Dionisio.

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